jueves, 20 de diciembre de 2007

¿QUÉ NOS DEJÓ LA INVASIÓN?

Luces, arbolitos, adornos, el mundo del consumismo navideño desatado en su máxima expresión. Había una cierta tensión en el ambiente, pero nada presagiaba lo que iba a ocurrir, muy pocos pensaron –ingenuamente- que se atreverían a hacerlo en estás fiestas sagradas y venerables.

Cerca de media noche, se desato la ira: Bombas, misiles, helicópteros, avión “fantasma”, tanques. Las balas no discriminaron, miles de humildes panameños fueron heridos o asesinados de forma cobarde por el invasor, luego, aquel instante de dignidad ultrajada por la prepotencia imperial fue guardado en otro de los rincones olvidados de nuestra historia.

Al momento de la invasión yo sólo contaba con ocho años, viviendo en una provincia alejada del escenario principal de los combates. Sólo recuerdo el bombardeo del aeropuerto provincial, la fuga de los presos de la cárcel pública y las vergonzantes camisetas y gorras con el lema “Just Cause”.

A los más jóvenes sólo nos queda utilizar el recurso de la imaginación, para visualizar los testimonios de aquellos mártires y héroes anónimos. Sólo imagínelo, veintiséis mil soldados estadounidenses ocupando el país, dominando nuestras calles, estableciendo amenazantes sus retenes, violentando a los ciudadanos con su poderío, haciendo suyo nuestro aire, omnipresentes, todopoderosos, como les gusta visualizarse.

Imagínelos, véalos, arrastrando los cadáveres hasta fosas comunes, humillando y asesinando a panameños como usted y como yo, manifestando que tienen derecho de hacer lo que hacen, para llevarse a su General, agente de la CIA. Ahora mírelos juramentando a nuestro presidente, en una base militar norteamericana, rodeado de los asesinos, sonriente, mientras que la muerte inunda el país a miles.

Panamá, después de aquella tragedia, no ha sido la misma…. Veintiún años de dictadura militar, en los cuales los panameños debieron aprender que luchar por la libertad y justicia, por la transformación de nuestra sociedad, traen como consecuencia la persecución, la cárcel, el exilio, la tortura, la muerte y la desaparición; para acabar este período con una invasión genocida que por su intensidad violenta, desgarró la autoestima nacional, nos humillaron, pisotearon nuestra dignidad patria e impusieron en nuestro país la “paz americana”, que tan bien fue asimilada por los vencidos que hoy están en el poder.

Muy a lo panameño, hemos evadido enfrentar nuestro pasado, y como pueblo, hemos asumido la versión histórica de la clase dominante, aquella que se enseña en las escuelas, aquella en la cual no existe un once de octubre criminal y opresivo, ni un veinte de diciembre genocida, brutal, imperial y salvaje. Estas dos fechas marcan el inicio y el fin de una etapa tenebrosa, que tiene efectos altamente nocivos en nuestra actual idiosincrasia nacional y que mientras no sean enfrentados, limitaran la construcción de una imagen propia coherente con la conquista de una sociedad incluyente, justa, democrático participativa y libre.

¿Qué nos dejo la invasión? ¿Democracia? ¿Libertad? Ya no tenemos a las Fuerzas de Defensa como garantes de los intereses de la casta militar dominante; ahora tenemos a otras instituciones armadas, que son la barrera entre el pueblo y la oligarquía que se ha repartido el poder, desde aquella fecha trágica. Ahora los medios de comunicación no deben ser censurados y ocupados por los militares, son extensiones dóciles del poder que se ocupa de sostener el status quo capitalista y neocolonial.

Tan sólo han pasado dieciocho años y para las nuevas generaciones -¡futuro de la patria!- esta fecha no existe, nuestra memoria histórica esta cubierta y ensordecida por la superficialidad y la inmediatez impuesta a nuestra existencia individual.

Por aquellos que sufrieron la muerte en manos de los esbirros de la dictadura militar; por aquellos asesinados criminal y cobardemente por la prepotencia estadounidense, desde el movimiento popular jamás ofreceremos ¡ni perdón, ni olvido!

-Luis Calvo Rodríguez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

corrigeme si estoy equivocado, pero tengo entendido que esa " invacion" como la llames, fue para sacar a noriega que estaba completamente en poder del pais, que torturaba personas para su beneficio personal, y muchas cosas mas desagradables que se cometieron encontra del pais y de la masa..no entiendo estos comentarios?.. no solo eso, muchos de nosotros teniamos entendido que fueron los panamenos que pidieron que los americanos ayudaran al pueblo?... y no fue los mismos soldados de noriega que se quitaron los uniformes, como cobarde que son para que los americanos se confundieran?

Luis Calvo Rodríguez dijo...

Identifico, por el tono de su mensaje, la intencionalidad del mismo, etiquetar la mascare de un pueblo, como una “causa justa”, como usted mismo me lo propuso, pasare a corregirlo:
1. La invasión no fue para sacar a Noriega –agente de la CIA desde los ’70- si hubiese sido así había cientos de alternativas. Un ejemplo fue en el 3 de octubre de 1989 cuando oficiales de las Fuerzas de Defensa de Panamá programaron un Golpe de Estado contra Noriega, en complicidad con las fuerzas estadounidenses acantonadas en la Zona del Canal.
Los militares panameños ocuparían el cuartel central donde estaba Noriega y los norteamericanos deberían bloquear el Puente de las Américas para bloquear el paso de fuerzas leales a Noriega. Los panameños tomaron el cuartel y tuvieron prisionero a Noriega, pero los estadounidenses no cumplieron con su parte y retomaron el poder… ¿si querían deshacerse de Noriega, porque no colaboraron con el Golpe?
2. Busque en el Internet la lista de los graduados de la Escuela de las Americas –aquella escuela de tortura y represión establecida en la antigua Canal Zone- y verá la extensa lista de militares panameños graduados. La dictadura militar desde su inició recibió fuerte respaldo de los gobiernos norteamericanos, porque esta garantizaba la protección de sus intereses. Desde 1968 hasta 1987 la dictadura recibió respaldo económico, político y militar.
3. Durante toda la dictadura militar fueron asesinados o desparecidos alrededor de ciento cincuenta opositores. Durante a la invasión genocida de los Estados Unidos, fueron asesinados entre mil y cuatro mil personas. Libertad al estilo imperial.
4. La invasión fue legitimada –no pedida- por los líderes políticos de la burguesía nacional personificados en Endara-Calderón-Ford. Ellos no son todos los panameños.
5. Es cierto que los militares panameños en su mayoría no pelearon, unos cuantos patriotas –militares o civiles- decidieron hacer frente. Si por lo menos una décima parte de los militares hubiese tenido la intensión de defender la patria, la lucha hubiese tenido un fin muy diferente y su desarrollo hubiese sido más extenso.
La verdad esta allí, sólo hay que abrir los ojos y buscarla.